Es curioso lo que ocurre con las motos. Más que en ningún otro proceso industrial o creativo, el paso del tiempo se acentúa más en nuestros amados vehículos de dos tiempos. Cuando escuchamos música de 10 años atrás, vemos películas, leemos libros, observamos coches e incluso ropa, rara vez nos da la impresión de que estén ya "obsoletos". Yo mismo me muevo en un Audi con 15 años de antigüedad y para nada me da la impresión de tener un coche antiguo, a pesar de carecer de mucho de los aditamentos tecnologicos que portan modelos más nuevos.
Sin embargo, en el mundo de las motos esto no funciona tan bien. Dejando a un lado los modelos que intencionadamente quieren parecer clásicos, un diseño de moto con 10 años, empieza a tener cierta decadencia estética. Basta observar algunos ejemplos, sobre todo si hablamos de modelos con una larga saga a sus espaldas: las deportivas de principio de la década (R1, CBR, GSX-R, etc.) aparecen hoy a nuestros ojos como motos regorditas y faltas de agresividad en comparación con sus hermanas modernas. Esto se traslada igualmente al mundo de la competición y lo vemos reflejado en la última hornada de 500Gp o en la primera Yamaha M1 y la Honda RC211V.
Pero no es exclusivo de las motos deportivas. Basta con echar un vistazo a una BMW R1150Gs o a una Ducati ST2, para darse cuenta de lo que comento.
¿Adonde lleva esto?. Es inevitable pensar, que los que provocamos esto, somos nosotros mismos, los moteros. Somos los que demandamos cada vez con mayor velocidad novedades, que en la mayoría de las generaciones no van más allá de algunos cambios estéticos. Esto provoca un prematuro envejecimiento del modelo precedente y una consiguiente perdida de valor.
Supongo que esto es algo inherente a este mundillo que tanto queremos. Luego, entrará en juego la idiosincracia de cada uno, que le hará valorar su moto de una manera más subjetiva y no le hará ojitos a esos nuevos modelos que aparecen cada mes en las revistas especializadas ...aunque ese olorcito a nuevo nos llama a todos.
Antonio. Ahs_drum
